Boca logró el primer objetivo. Seguirá jugando la Copa Libertadores.
El colchón de tranquilidad se venía consumiendo: Boca perdió 5 encuentros del Clausura (el último, ante un Central en zona de Promoción) y está a 3 unidades del fondo de la tabla. Encima, cayó contra Cuenca en Ecuador y no pudo clasificarse en la con la soltura prevista porque hubo que esperar hasta el último partido.
Los rumores sobre un cortocircuito entre Ischia y Bianchi obligaron al manager a aclarar que el DT tiene contrato hasta diciembre. Bianchi agregó “en julio, veremos”. Todos los caminos conducen a que Ischia salvará su puesto si gana la Libertadores.
Táchira resultó, efectivamente, un rival mucho más trascendente de lo esperado de antemano. No por el juego en sí, sino por la situación que rodeaba a su oponente que hoy respira más aliviado.
En el inicio, Boca se contagió del equipo venezolano y reinaron las imprecisiones. Igualmente, el equipo de Carlos Ischia fue tomando la iniciativa y comenzó a arrinconar a su rival contra las cuerdas, sin ideas pero con decisión para conseguir un gol para calmar la ansiedad.
Leandro Gracián no gravitó demasiado en el juego, pero fue quien tuvo en sus pies la chance para abrir el marcador. Finalmente, el gol lo hizo Martín Palermo, de penal, tras una falta que le cometieron a él mismo luego de un centro del pibe Gaitán.
La resistencia de los venezolanos comenzó a caerse a pedazos en el arranque del complemento. Cuando apenas iba un minuto de juego, Rodrigo Palacio marcó el camino con un remate que se fue besando el poste izquierdo de Sanhouse.
Luego, Palermo hizo su segunda aparición de la noche y, con una linda chilena, marcó su gol 200 con la camiseta de Boca. Asunto concluído en un partido convertido en un mero trámite. Es más, Boca hasta se dio el lujo de desperdiciar más goles.
Táchira respetó demasiado a su rival, no se soltó nunca y se despidió de la Copa casi sin patear al arco. Una intrascendencia total.
Ya sin Palermo en la cancha, el que se vistió de goleador fue Palacio. El delantero aprovechó un centro atrás de Fabián Vargas y gritó el tercero.
Así, Boca sacó un peso de encima y dejó en claro que en la Copa va a dar pelea como sea. Como los de Ischia quedaron segundos en la tabla general, detrás de Gremio de Porto Alegre, tendrán que jugar contra el 15º, que saldrá de Defensor Sporting de Uruguay y San Luis de México.
El colchón de tranquilidad se venía consumiendo: Boca perdió 5 encuentros del Clausura (el último, ante un Central en zona de Promoción) y está a 3 unidades del fondo de la tabla. Encima, cayó contra Cuenca en Ecuador y no pudo clasificarse en la con la soltura prevista porque hubo que esperar hasta el último partido.
Los rumores sobre un cortocircuito entre Ischia y Bianchi obligaron al manager a aclarar que el DT tiene contrato hasta diciembre. Bianchi agregó “en julio, veremos”. Todos los caminos conducen a que Ischia salvará su puesto si gana la Libertadores.
Táchira resultó, efectivamente, un rival mucho más trascendente de lo esperado de antemano. No por el juego en sí, sino por la situación que rodeaba a su oponente que hoy respira más aliviado.
En el inicio, Boca se contagió del equipo venezolano y reinaron las imprecisiones. Igualmente, el equipo de Carlos Ischia fue tomando la iniciativa y comenzó a arrinconar a su rival contra las cuerdas, sin ideas pero con decisión para conseguir un gol para calmar la ansiedad.
Leandro Gracián no gravitó demasiado en el juego, pero fue quien tuvo en sus pies la chance para abrir el marcador. Finalmente, el gol lo hizo Martín Palermo, de penal, tras una falta que le cometieron a él mismo luego de un centro del pibe Gaitán.
La resistencia de los venezolanos comenzó a caerse a pedazos en el arranque del complemento. Cuando apenas iba un minuto de juego, Rodrigo Palacio marcó el camino con un remate que se fue besando el poste izquierdo de Sanhouse.
Luego, Palermo hizo su segunda aparición de la noche y, con una linda chilena, marcó su gol 200 con la camiseta de Boca. Asunto concluído en un partido convertido en un mero trámite. Es más, Boca hasta se dio el lujo de desperdiciar más goles.
Táchira respetó demasiado a su rival, no se soltó nunca y se despidió de la Copa casi sin patear al arco. Una intrascendencia total.
Ya sin Palermo en la cancha, el que se vistió de goleador fue Palacio. El delantero aprovechó un centro atrás de Fabián Vargas y gritó el tercero.
Así, Boca sacó un peso de encima y dejó en claro que en la Copa va a dar pelea como sea. Como los de Ischia quedaron segundos en la tabla general, detrás de Gremio de Porto Alegre, tendrán que jugar contra el 15º, que saldrá de Defensor Sporting de Uruguay y San Luis de México.
No hay comentarios:
Publicar un comentario