miércoles, 12 de agosto de 2009

"..La selección gana en el Lokomotiv.."


La selección triunfó en Rusia y de esta forma, Maradona se convierte en uno de los entrenadores más exitosos si se tienen en cuenta sólo los partidos amistosos, ya que todo el mundo tiene en la retina el reciente triunfo sobre Francia a domicilio, al que se suma el buen partido que sus pupilos realizaron en el estadio del Lokomotiv de Moscú, en donde, por cierto, empezaron perdiendo.Y es que los rusos dirigidos por Guus Hiddink no saltaron a la cancha sino con muy malas intenciones (futbolísticamente hablando). Jugaron mucho más rápido y mejor que la selección argentina y pudieron adelantarse en el marcador con un soberbio gol del extremo Semshov, que entró como una exhalación por la derecha y en vez de sacar un centro, se la cruzó al palo lejano de Andújar.Los Mara-boys respondieron con algún acierto. Tímido Bolatti, perdió algunas pelotas, pero demostró una serenidad poco frecuente. Otamendi volvió a demostrar que hay algunos centrales con mayores recursos que él, como los no convocados Federico Fazio y Gonzalo Rodríguez. Burdisso no estuvo demasiado fino, pero un "nucazo" suyo se fue por milímetros del palo izquierdo del arquero ruso, en lo que podría haber sido un golazo. Zanetti volvió a demostrar que es, sobre todas las cosas, un jugador potente y audaz, aunque su fútbol no sea brillante.Una decepción la de Jonás Gutiérrez, cuyo nivel sólo puede compararse al de Maxi Rodríguez. Ambos fallaron como "pistones" del equipo nacional, otra vez comandado por un Mascherano muy peleón pero no por ello más acertado.La clave del partido estuvo en el brillante desempeño del yerno del astro (o del astro del yerno, como se prefiera), que demostró una velocidad apabullante y más recursos en ataque que cualquiera de sus compañeros, incluido el rejuvenecido Diego Milito. El Kun hizo de todo; hizo de Diego (Maradona) cuando se lo propuso y, sobre todo, colocó un soberbio empate con un gol que lo dignifica como delantero, pues lo concretó con un trallazo espectacular desde fuera del área, cuando los rusos pensaban que tenían el partido atado.Y no les faltó mucho, porque la dirección del rubicundo Arshavin fue muy efectiva al principio y muy peligrosa después cuando entró el espigado centrodelantero Roman Pawlyuchenko, un auténtico armario rubio de excelentes maneras futbolísticas. Fue precisamente el armario rubio del Arsenal el que señaló el segundo gol ruso, tras ejecutar con mucha fortuna un tiro libre que rebotó en la barrera argentina y descolocó a Andújar.Pero el Kun no soltó el bastón de mando, que a veces se le niega cuando Messi y Tévez están en la cancha. Corrió, ganó carreras inverosímiles, metió frenos de lujo, intentó toques magistrales, hizo pausas cruciales y, en pocas palabras, ganó el partido para Benjamín Agüero Maradona, nieto del entrenador, y para la Argentina, necesitada de una inyección de moral antes del decisivo partido ante Brasil.El gol del 2 a 1 fue obra de un inspirado Lisandro López, que penetró por la izquierda, se deshizo de dos rivales con un movimiento genial, y alcanzó a sacar un disparo antes de que la defensa rusa pudiera bloquearlo. Con solo eso, le bastó para superar la performance de Milito.La foto de la jornada la puso Dátolo, no con su gol ni sus arabescos de zurda, sino con el insólito festejo de su conquista. Tras marcar, Dátolo corrió como poseso hacia la banda y tumbó al entrenador Maradona, al que mantuvo oprimido entre su cuerpo y el suelo de Moscú por unos interminables quince segundos. No muchos jugadores demuestran semejante afecto por su entrenador.

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